lunes, 28 de diciembre de 2009

Orhan Pamuk. Me llamo rojo.


Es simplemente que yo, un ilustrador viejo y ciego, sé que Dios creó el mundo como a un niño inteligente de seis años le habría gustado verlo. Porque Dios creó el mundo ante todo para que se viera. Luego, para que compartiéramos lo que veíamos y lo habláramos nos dio la palabra, pero nosotros hicimos historias con esas palabras y creímos que las pinturas se hacían para esas historias. Sin embargo, la pintura es buscar directamente los recuerdos de Dios, ver el mundo como Él lo ve.