Muchas personas se levantaron de las mesas dejando caer las sillas; corrieron, pálidas, hacia la sala de lectura y se oyeron preguntas en todos los idiomas: "¿Qué hay?" "¿Qué ha pasado?" Y nadie pudo contestar, nadie comprendía nada, pues la gente, por encima de todo, se extraña de la muerte y se niega a creer en ella.
(Antología del cuento triste).
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