jueves, 5 de junio de 2008

Las aventuras de Huckleberry Finn

En el año de 1835, el día 30 de noviembre, nace Samuel Langhorne Clemens quien usará el seudónimo de Mark Twain (marca dos) que en el argot náutico, es la mínima medida para la navegación. Es el río Mississipi el entorno de Mark Twain, en él surgirá Las aventuras de Huckleberry Finn que empiezan con una advertencia: Las personas que intenten encontrar un motivo en esta narración serán procesadas; las que intenten encontrarle una moraleja serán desterradas; las que intenten descubrirle una trama serán fusiladas. Y es verdad: Ya ves cómo son algunas personas. Se ponen en contra de una cosa cuando no saben nada de ella. La ignorancia no hace otra cosa que dudar de sí misma. La mayoría reconoce que esta es una particularidad de lo humano, no pertenece a ningún otro ámbito, sólo a lo humano y por ello permea todas las épocas y todos los destinos ¿Cómo culpar solamente a la sociedad norteamericana? la humanidad entera está inscrita en la ignorancia, la estupidez y peor aún: en la inconsciencia. Huck es conciencia de la humanidad, es el ser humano que razona con una lógica primigenia, con una carga práctica de primera mano, con una sabiduría que proviene de la experiencia: Jim dijo que las abejas no pican a los tontos; pero yo no creía eso, porque a mí tampoco me picaban; lo había comprobado muchas veces. ¿Qué se puede decir frente a un conocimiento como este? Sin embargo Huck como todo aquel que cuestione a los convencionalismos sociales está condenado a ser perseguido y señalado ¿Cómo sabe el joven que se posee un alma? ¿Cómo reconocemos que hay un espirítu dentro de nosotros? ¿Qué es una mentira? Huck quizá no lo sabe, quizá lo intuye... exactamente igual que todo ser humano... No hay conocimiento sino intuitivo. La deducción y el discurso, impropiamente llamados conocimientos, no son sino instrumentos que conducen a la intuición. (El ser y la Nada, Sartre) Huck no tiene que dar cuenta de nada y de nadie, es por eso que su libertad aterra... Eran pensamientos espantosos y palabras espantosas, pero ya estaban dichas. y seguí dándolas por dichas, y no pensé nunca más en reformarme. Me quité todo el asunto de la cabeza, y dije que iba a regresar otra vez a la maldad, la cual era más de mi estilo, porque fui creado para ella, y no para el bien. ¿Qué es el bien? Quizá se refiera al bien de una sociedad que puede exclamar:
- ¡Por el amor de Dios! ¿Hubo heridos?
- No, señora. Mató a un negro.
La maldad también se aprende, también es práctica, también es una certeza... la maldad constituye al hombre ¡No hay que olvidarlo! (Las cursivas son citas de la obra).

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